19.12.12

21. De la perdida al miedo.

El progreso personal es un echo constatado. Un día al levantarnos, tenemos 25 años y nuestras inspiraciones, no son (ni de lejos) las mismas, que cuando cumplimos los 18. Ese progreso nace de un camino hacia el auto conocimiento. Pero también es un via crucis lleno de esfuerzos mal pagados y desilusiones. La exquisitez que supone haber logrado alguna de nuestras metas, esconde decepciones y muchas noches sin dormir. Y es que todo eso que brilla encima del podium ganador, tiene tras si una parte de derrota y desengaño personal.

''Una opción muy cristiana y devota es agradecer las cosas malas. Hay toda una filosofía basada en el agradecimiento infinito. Incluso frente a enfermedades o perdidas graves. Una manera de reflejar madurez, que no todo el mundo está dispuesto a llevar a cabo''

Es irrefutable. Para probar las mieles del éxito, antes nos tocara masticar la derrota. Es algo que nadie puede hacer por nosotros. Los que la han probado, suelen tener la boca ocupada escupiendo su desagradable amargura. Que otros ganen cuando nosotros estamos hundidos en el barro, es cuanto menos tedioso y difícil de llevar. La vulnerabilidad a la que nos vemos sometidos cuando otros ganan, es proporcional a encontrarnos confusos y desorientados.

No creo que sea productivo sentirse naufrago por el simple echo de no conseguir victorias inmediatas. Cuando uno tiene la seguridad de que algo va a ser suyo, terminara alzándose con ello. La paciencia y la constancia siempre son quienes se sentaran a izquierda y derecha de nuestra verdadera victoria.

Valientes y cobardes terminan llegando al punto en el que toca decir adiós. Despedirse de todo lo conocido, romper con costumbrismos ancestrales, marcharnos (literalmente, o no) lejos. Todo lo que conocemos termina precisando de su actualización pertinente. Paso a paso nos alejaremos de morales caducas y creencias sin ningún tipo de fundamento. Educar nuestra mente es algo imprescindible. Enseñarle a distinguir entre prioridad y capricho. Alejarla de la mediocridad que nos rodea y que paulatinamente va intoxicando nuestra existencia.


El camino a la madurez es eternamente largo. Caminamos solos.únicamente acompañados de nuestro instinto. La infancia ya no nos da la mano. Nuestra adolescencia ha sido un pasatiempo entretenido y ruidoso. La edad adulta es el destino. Y ese es un camino para el que no todo el mundo está dispuesto a pagar peaje. Con menos de 25 años, el instinto es un completo desconocido para nosotros. Pero rápidamente comprobamos que es un conversador nato. El instinto habla por los codos, diciendo cosas que en su preciso momento no tendrán mucho sentido, pero que en algún que otro momento del camino, nos salvaran la vida. Tras muchos kilómetros no nos queda otra que confiar en él. Es agradable cuando nos perdona por todas las veces que le hicimos callar. A consecuencia de ese silencio impuesto, entendemos el porque de las cicatrices en nuestra alma y corazón. El instinto es el mejor compañero de viaje que podemos soñar.

''Nuestra conducta en las relaciones presentes, deriva medianamente de lo felices que fuimos en relaciones pasadas. El escepticismo hace gala, sobretodo cuando identificamos patrones de conducta que ya sufrimos, y que nos prometimos que no volveríamos a tolerar''

Todos necesitamos creer en algo. ¿Pero que sucede cuando las cosas en las que creemos se dividen? En esta vida hay creencias y evidencias. Y es conveniente saber diferenciarlas, sobretodo por el bien de nuestra salud mental.

En terrenos amorosos las creencias suelen ser mucho más extendidas que las evidencias. Alejadas a un segundo plano, donde nadie las tiene en cuenta. Justo en ese rincón donde nunca pensamos cuando estamos desesperados.

''Muchas veces las cosas que nos suceden, esas cosas que se ven englobadas en terrenos sentimentales, ese tipo de cosas de las que terminamos hablando cual anécdotas, nacen y mantiene una raíz con una base de creencia''

Reconozco el miedo a la diferencia. Ya sea por una educación llena de complejos, que en edad párvula se quedaría gravada con fuego en nuestras mentes. Europa vive sobre unos cimientos de falso progresismo. Una libertad que solamente se produce para exportar, pero que no ha calado todavía a pie de calle.

La evidencia se hace más latente con el paso de los años. Las generaciones futuras, esas mismas que serán nuestra justicia y medicina, están creadas con un 50% de incredulidad y otro 50% de odio. Y eso en porcentaje es malo, solo comparable con el 100% polyester.

Los prejuicios sin ir más lejos. Los mismos errores que cometemos al contemplar dogmas caducos, como que los pelirrojos traen mala suerte, que los negros no son de fiar o que la diferencia de edad entre dos personas que se quieren, es impedimento para que estas sean felices. Está demostrado. Al lado de alguien con el pelo rojo podemos ser felices, al igual que al lado de alguien nacido en el Senegal. Muchas personas viven separadas por más de una década y sus diferentes puntos de vista, son los que hacen que la relación funcione. Negros pelirrojos o menores. Su sangre es idéntica a la nuestra, pero por culpa de creencias ancestrales, cerramos la puerta a una novedad y diferencia que podría ser la clave de una futura felicidad.

22.11.12

20. Buenos días, tristeza.


Desde tiempos ancestrales, la tristeza ha sido temida como algo malo y doloroso. A pesar de ser cierto, también en la tristeza encontramos lecturas positivas, que aunque desagradables, nos ayudaran a caminar en un futuro, con firmeza más autentica. De alguna manera el conjunto de emociones que nos desagradan, activa también nuestro sistema para hibernar físicamente. Transformándonos en seres apagados, tristes y taciturnos. Un mal humor que esconde decepciones personales que se mezclan con la adrenalina, al pensar que tras ese túnel podamos ver algún día, un poco de luz.

Hay gente que pasa toda su vida triste. Viven sumidos en una tristeza espesa, pasando sus días sin pena ni gloria. Llegando a acostumbrarse, dando a la tristeza el titulo de un Lifestyle, como otro cualquiera.


''No es preciso analizar que puede llegar a darnos esa patina de oscuridad y desamparo. Son muchas las razones y motivos por los que podemos llegar a sentirnos tristes. Desde un despido laboral, una infidelidad por parte de nuestra pareja o la muerte de alguien a quien nos sentíamos muy unidos. El diagnostico de una enfermedad, la empatía que sintamos por el drama ajeno o la balada/película de turno, capaz de despertar nuestro lagrimal''

Así es la tristeza. Y la conexión que tengamos con esta, puede derivar en muchos factores. La tristeza no solo está en Navidad, se codea con nosotros. Merienda en la mesa de al lado, compra en el mismo supermercado que nosotros y espera a que el semáforo se ponga en verde, justo a nuestro lado. Por ese motivo es innegable que en algún momento de nuestras vidas, podamos sentir el flechazo. Algo así como un drama a primera vista, tan ridículo como propiamente bochornoso.

La facilidad con la que a veces nos sentimos tristes es inevitable. Corren tiempos de tristeza tan superflua como desgarradora. La empatía desborda nuestra capacidad de sentir. Todos hemos escuchado historias aterradoras. Hemos presenciado injusticias, barbaridades y en todas ellas, una parte de nuestra alma se ha entregado a los brazos de la tristeza. Porque la tristeza entra en nuestro cuerpo con un simple billete de ida. Nadie sabe cuando decidirá marcharse, convirtiéndose en una de esas visitas de compromiso que tras nuestra forzada sonrisa, deseamos se marchen para que no vuelvan nunca más.



Por suerte o por desgracia, de la tristeza se pueden sacar cosas buenas. No es tan descabellada la idea que de ella se aprende. También nos puede hacer delirar hacia fantasías tan dolorosas como sus mismos efectos. Nadie sabe que forma tiene. Solo sabemos que puede venir a visitarnos cuando menos lo esperamos y porque no decirlo. Cuando menos la necesitemos.

Malas noticias, proyectos fallidos, impagos, rupturas emocionales y un sinfín de motivos nos pueden despertar las ganas de mandarlo todo a la mierda. Pero la tristeza forma parte de nuestro costumbrismo más personal. Es solo necesario el paso de los años y la madurez pertinente, para descubrirlo. Nunca nos desharemos de la tristeza, porque esta no vino para quedarse, en realidad, siempre la hemos tenido dentro.

Se me ocurre que para manejar algunas emociones, deberíamos precisar de una licencia previa. La tristeza es una de ellas. Porque cuando se mezcla junto a sentimientos, estos se ven abordados por emociones nuevas y desconocidas. Las mismas que llegan sin previo aviso, sin que nuestro corazón conozca el temario pertinente, corriendo el riesgo de suspender y tener que pasar todo un verano enclaustrados, con la esperanza de colgarnos alguna medalla al llegar Septiembre y su revalida sentimental.
   
     ¿Que nos ofrece la tristeza?










































16.9.12

19. Estímulos lágrimas y mentiras.

Vivimos rodeados de estímulos. Los mismos que traen consigo la tarea de hacernos entender, aprender y como bien indica estimular. A medida que se fusionan con nuestras vidas los incorporamos a nuestras rutinas. Gracias a ellos logramos reír llorar u odiar. En su vertiente nos terminan indicando como empezar a amar y rechazar aquello que no nos convenga.  ¿pero, son los estímulos tan buenos como se cree? Es posible que tengan su parte mala. Una letra pequeña que no nos llame la atención, pero que va perforando desde el mismo momento en el que los estímulos comparten mantel y cubiertos con nosotros.  

En un marco de tristeza es donde observamos  verdaderos estragos. Pena, irascibilidad, soledad e incomprensión vienen en el mismo paquete, juntos son considerados estímulos.

La tristeza es uno, el mismo que nos puede hacer llorar de dolor, sufrimiento y del ya clásico 'Todavía no sé ni porque estoy llorando' Mientras hay personas a las que les cuesta horrores verter lágrimas, otras lo hacen con una facilidad televisiva. Motivos para llorar no nos faltan. Aunque es la mentira, quien se condecora como ganadora. La mentira es uno de los motivos estrella por los cuales nuestra mirada se llega a cristalizar. No hay excusas. Por más  impecable que resulte nuestra manera de mentir, siempre terminara pareciendo soez y abrupta. 


''Llevamos mal que nos mientan. En todas y cada una de sus vertientes. Ser engañados, tener que mentir a otras personas, fingir que no sabíamos la verdad, conocerla de antemano. Todas ellas resultan igual de violentas''

La mentira es incomoda. De la superficialidad mintiendo sobre si a alguien le queda bien un vestido que nos parece horrible, a mentiras más complicadas como no soportar a la pareja de nuestro mejor amigo. 

La mentira nos envuelve en un bucle del que resulta difícil salir. Porque mentir va más allá de insistir en que poseemos un tono de pelo claro (que se aclara mágicamente cada 15 días en un salón de belleza) o al presumir de un abrigo de chinchilla que en realidad es una burda imitación sintética. Hay mentiras que deben ser tomadas en serio, porque duelen. Mentiras que pueden arruinarnos la vida. O en el peor de los casos, llegar a desterrarnos de ella.  

Mentir ya era considerado una plaga en tiempos Bíblicos. Faltar a la verdad era condenarse eternamente. A día de hoy en la educación primaria, se presta especial atención a la mentira. Los castigos suelen ser severos, indiferentes a la edad temprana de los mentirosos. La importancia de no decir la verdad, es penalizada con cárcel frente a un tribunal de Justicia, la mentira a modo de infidelidad, rompe cada día miles de relaciones en el mundo.

Ejemplos claros de sus nocivos resultados, que ilustran el porque mentir es tóxico. 

Hasta nuestros tiempos la mentira, ha ido desarrollando el concepto de herramienta contemporánea. Útil en cuestiones de ganar tiempo, pero como es evidente nunca termina siendo éxito. En conclusión; mentir es un truco zafio y de un bajo fondo incalculable.  

La realidad que nos rodea no siempre roza la misma intensidad con la que está albergada en nuestra mente. ¿Es eso mentir? La honestidad es el mejor escudo para evitarlo.  

Reconozco que ser  honesto es una tarea que puede resultar tosca, pero siendo sinceros, utilizarla con nosotros mismos, es lo mejor que podemos hacer cuando nos sintamos tentados por la mentira. Ser honesto es el mejor recurso. Sabiendo que aunque estamos de mierda hasta el cuello, pronto saldremos hacía adelante. 

Mentirse es jugar con clara desventaja, puesto que quien nos aprecia sabe de antemano que nos estamos engañando. Hacerlo con uno mismo es algo tan ridículo como adictivo. Hay gente que ha sido capaz de inventarse una vida entera, preguntando al morir porque nada salió como ellos querían.  


''Al mismo tiempo, la honestidad es como un perfume Francés. Hay quien lo usa en exceso y termina quedando como el energúmeno que no sabe diferenciar entre sinceridad y mala educación. Por el contrario, no rociarse con Honestidad por las mañanas hará que vayamos apestando a cinismo. Algo a lo que todo el mundo tememos''

El cinismo podría compartir buzón con la mentira. La facilidad con la que los cínicos muestran su virtud, resulta ostentosa a la vista de aquellos que prefieren asimilar de manera más sencilla las miserias de la vida. Al igual que leprosos, los cínicos se ven apartados. Recluidos a una valle donde es común dar  círculos entre pesimismo e ironía. 

El cinismo desvela las carencias más ocultas del ser humano. Más que una cualidad, es una cruz que no permite que nos relacionemos con naturalidad. En cambio, la honestidad es la suma entre verdad y tacto. Sucede lo mismo con nosotros. Por todos es sabido que no hay más crueldad, que la que podamos tener con nosotros mismos. ¿Que sucede entonces, cuando precisamos de la sinceridad para romper un vinculo? Frente una ruptura, por mucha honestidad que se use, hay verdades que no van a ser suaves. La ruptura es una de esas prendas ásperas. En su etiqueta la seda o el cashmere apenas se aprecian.  

''Romper una relación es duro e incluso patológico. Las verdades vuelan a modo de reproche. Se precisaría de un arbitro, dispuesto a calibrar cual de los dos ha sufrido más y quien es el que ha sacrificado menos''

Tener miedo a la verdad exterior no deja de ser una manera de asumir nuestros errores de conducta. En conclusión: Si queremos hacer de la honestidad nuestra bandera, es esencial que nos armemos de valor. Pues ir de honestos puede provocar que a otras personas (dolidas y de mal perder) les apetezca jugar con nosotros al mismo juego. Y la verdad sea dicha, hay algunas verdades que duelen, y mucho.

29.7.12

18. ¿Despedidas? ¡Nuevas oportunidades!

Buscar razones para ganar tiempo, algo muy recurrente en el ser humano. Divagar en busca de motivos que ya conocemos de antemano. Soluciones que no aplicaremos, porque nos ahorrarían drama pesadez y lágrimas. A veces podemos llegar a ser muy poco prácticos. Sobretodo cuando se trata de escatimar en lógica.

Y es que ser prácticos es algo que va más allá de nuestro raciocinio como victimas por naturaleza. ¿De que escapamos cuando nos despedimos? La respuesta no es aplicable a términos diarios. Uno puede aguantar durante mucho tiempo una situación incomoda. Callar, comentarla en petit comité, y de repente despertar una mañana y zanjar.

En ese caso hablaríamos de ruptura. Cuando una pareja es sostenida por el que dirán, por términos previamente acordados. La pesadez de soportar sobre la espalda una relación que no va a ningún sitio, tiene como próxima parada, decir Adiós.

''Hay despedidas paulatinas, no todas son inminentes y ensordecedoras. Algunas son silenciosas, cuando todavía se comparte cama por las noches''

Hablo de amor, pero también hay despedidas en el campo de la amistad. Descubrir con toda la sensatez que ya no soportas a esa persona que tienes como número preferente en el iPhone™ . Es duro, más cuando hay amistades en común, pero pensar en nuestra propia salud mental, tampoco es algo que pueda dejarse sin atender, no al menos por tiempo de media vida.  

La comunicación debería ser la otra cara de la moneda. Digo debería porque muchas despedidas suceden por culpa de cobardia (mutua) a sentarse y hablar. En el día a día se van magnificando aristas que ya de por si eran afiladas, y con eso llega la imposibilidad a la hora de la convivencia. La decepción es otro de los motivos para despedirse. Y olvidamos que el temor a defraudar es humano. Tan ancestral como los pecados capitales. Defraudar es una opción más que no tiene porque tenerla negativamente entre sus posibles lecturas. La decepción es totalmente relativa. Teniendo en cuenta los millones de criterios propios que hay en este mundo, podemos haber decepcionado a unos y otros sin habernos dado cuenta.

Antes de darlo todo por perdido, es bueno saber que cada ojo tiene su propia perspectiva, y que lo que para nosotros es un mundo, para otros puede ser perdonable. Solamente hay una decepción importante. Aquella que nos hacemos a nosotros mismos y que nos empuja a despedirnos. Son despedidas mucho más trascendentales que mudarnos de distrito postal. Son despedidas que pueden suceder sin movernos de sitio. Cuando perdemos los privilegios que comportan haber fallado por egoísmo.

''Y es que un Adiós es doloroso por aquello que sabemos que sucederá una vez nos hayamos despedido para siempre.  A veces es inminente la necesidad de despojarnos de todo eso que nos ancla al pasado''

Todas esas reacciones que se han metamorfoseado en fobias. Cuando ya no nos sentimos cómodos en un entorno. Cuando descubrimos que la capacidad de reacción al estar frente algo que nos duela y nos tormenta es limitada.

Hay ocasiones en las que es esencial que trituremos todo el recuerdo que nos ancla al pasado. En especial ese tipo de recuerdos sucios que apestan y nos transforman en personas amargadas y taciturnas.

Caminar tras despedirnos es hacerlo con los bolsillos llenos de loanzas y deseos. Pero por muchas cosas buenas que nos deseen, nadie será feliz por nosotros. La búsqueda de la felicidad precisa de un código propio. Nuestras lágrimas, nuestra desorientación, el vértigo frente al abismo que no se conoce. Y todo eso lo consigue caminar sin mirar atrás. De nada sirve suplicar clemencia, en el camino a la madurez no hay minutos extra.

Llueve sobre nuestro drama personal. Ese mismo drama que nos hace más fuertes y nos conduce lejos del punto del cual partimos. Hay personas con mucha facilidad para aclimatarse. Esas personas tienen el don de escapar de lo que no les convence, pero tarde o temprano terminan dándose cuenta de que no saben lo que buscan, porque no saben de que están escapando.

Somos y estamos creados de amor. Y por ello dudo que el amor muera. Es cierto que el amor puede cambiar de estado. Puede congelarse, arder o evaporarse. Pero nunca morirá. Incluso después de la muerte el amor puede ser recordado versión ultratumba. Cuando el amor llega a nuestras vidas, ese amor verdadero. El que marca nuestros corazones de tal manera que sentimos como el pecho se comprime. Ese tipo de amor incondicional que inunda nuestro cuerpo de pies a cabeza. Un amor que no tiene nada que ver con lo que pueda hacerse con él, si no que es un sentimiento puro, innegable y que no corresponde a una edad, orientación sexual ni compromiso determinado.

Me refiero a ese amor que va de la mano del dolor. Ese amor que nos hace vulnerables, inseguros y paranoicos. Al fin podemos entender que ese amor es insano y terrible.

Tan necesario como peligroso, preferimos mentirnos. Excusarnos tras materialismos y pretextos en base a la negación propia que produce amar y ser amados.

  ''El cinismo con el que algunas personas observan al amor puede ser una vacuna para evitar el dolor. Pero tarde o temprano, por alguna rendija invisible al ojo humano, el amor se termina colando en ellos. Hay muchas maneras de vivir y experimentar el amor. Desde la más desahogada a la más obsesiva. Todas son igual de validas y terminan marcando hasta el punto que sería necesario un exorcismo para sacarnos del alma la huella que dejan algunas personas''

No es extraño preguntarse que será de nuestra vida en un periodo de tiempo similar a media década. La inseguridad la produce lo mucho o poco que dudemos en nuestra vida presente. Hacer un repaso de aquello que nos empuja a despedirnos, puede derivar en la tranquilidad  comporta saber que aceptar lo que no nos gustó del pasado, nos ayudara a crear un futuro más prometedor. ¿Pero cual es el precio a pagar para poder decir 'Estoy bien' y que los demás nos crean? A cuantas cosas podemos llegar a renunciar con tal de elevar el nivel de satisfacción personal.

Hay acciones, situaciones, personas y entornos que no nos permiten evolucionar. Es entonces cuando el atractivo de empezar de 0, llama a nuestra puerta. Si, podemos empezar de 0 cada mañana si queremos, solo es necesario valor y caminar sin mirar atrás, puesto que la nostalgia suele ser la trampa mortal en la que moriremos agonizando.

Todos tenemos una parte dentro de nosotros que jamás será entregada. Una reserva que aflora en nuestro interior. Albergado tras nuestro subconsciente se halla todo aquello a lo que le dimos la espalda en vidas pasadas. Justo antes de empezar de 0 por última vez. Justo antes de desprecintar la vida que ahora otros ajenos a nuestro pasado, consideran como única y verdadera.

Mentiría si digo que decir adiós no es doloroso. Pero quedarse anclado en un mismo punto es un error, sabiendo todos que los errores terminan aumentándose. La claridad con la que vemos las cosas pasado un tiempo de cuarentena, hace que todo parezca menos drástico, pudiendo reír de aquello que anteayer nos atormentaba.

El tiempo pasa para todos. Pudiendo gritar a los cuatro vientos que hemos superado aquello que nos aterrorizaba. Pero para ello es necesaria calma y paciencia.

''Las despedidas pueden tener muchos matices. La necesidad de despedirse solo una; La evolución. Las despedidas se inventaron para solventar dicho cometido. Despedirse es marcharse, evaporarse, desaparecer, mutar, alejarse. Pero también significa escapar''

Y si bien es cierto que escapar nunca resultó una solución, si es la manera instantánea para no terminar loco''

13.5.12

17. Uno mismo.

Por más que asimilemos que futuro es consonante a pasado, no nos importaría en absoluto tener un botón que pudiera rebobinar hacía vivencias pasadas. Momentos agradables, de placer e incluso momentos que nunca más podrán repetirse. Observar en ellos la esencia, y sabiendo las consecuencias que han traído consigo, procurar verlas con un nuevo punto de vista.  


Es una realidad. Este botón no existe y por suerte la única consecuencia que nos concede la vida, es la de tener valor y aceptar que todo sucede por un motivo u otro, aunque ahora no lo sepamos ver y nos parezca todo motivo de suicidio inmediato. La capacidad propia de concedernos una y otra vez la oportunidad de cambiar, no nos la va a dar la vida, esa solo llega cuando nos la damos nosotros mismos.


Anhelar tras miles de propósitos absurdos una nueva vida. Inventar mejores cualidades, ignorar defectos actuales, y sobretodo mentir cuando nos preguntan si todo va bien. Por más que estemos muriendo de dolor y angustia, fuera de las sabanas que nos dan cobijo un nuevo día amanece para propios y extraños.


''La ilusión que comporta saber que para todos hay nuevas oportunidades, se resume a la idea que tengamos de nosotros mismos. Y a veces apostar por uno mismo es el último recurso''


Dentro de nuestro organismo se encuentran sentimientos y sensaciones que fluyen. Los conduce la sangre, bombeados por el corazón y digeridas finalmente.Es importante no olvidar que hay sentimientos que necesitan ser evacuados. Diluyéndose en el estomago con los jugos gástricos, encontramos vivencias y sensaciones ocultas para la retina humana.


Requieren de un buen masticado, ya que son de larga digestión. Rabia, frustración, mal perder o envidia son algunos ejemplos. Y en la mayoría de los casos no hay otro remedio que arrodillarse en el retrete para vomitar todo aquello que nuestro corazón no asimile, y nos traiga una acidez de estomago parecida a ser retrogrado.


A pesar de que uno puede prescindir de las relaciones, a día de hoy ser antisocial todavía está visto con malos ojos. No deja de ser como quien vota a la ultra-derecha o se baña con el perro para ahorrar agua y estrechar lazos, es algo que todos sabemos que existe pero nos escandalizaremos en público cuando llegue a nuestros incrédulos oídos. La mayoria de veces no somos nosotros mismos hasta que estamos en la intimidad de nuestro dormitorio. A solas, sin dar explicaciones, conscientes de que más de uno se asustaria al descubrir que pasa por nuestra mente. 


''Todos tenemos un secreto. Uno, varios o millones de ellos. Golpean en la cabeza buscando un descuido para hacernos humanos, o en el peor de los casos condenarnos a la soledad eterna''


Aceptarse uno mismo es un camino lleno de pinchos y espinas. Donde el dolor estará presente en el momento menos oportuno ¿La meta? perdonarse a uno mismo. Y en el camino a ello son pocos los que vuelven con vida. 


No somos perfectos. Los defectos también se suman a la lista, alzandose en el podium el orgullo, el rencor y la falta de palabra, resultando así los peor vistos y más solicitados para labrarse un futuro ausente de compañía.


Imagino que condenarnos al estilo Medieval no suena muy prometedor, y que la verdadera solución es procurar ser un poco más abiertos de miras. Porque a fin de cuentas quien no es dueño de una manía o defecto que pueda estar poniendo en tensión constante a nuestro público más fiel y discreto.  


No se trata de ir avasallando a la gente que nos quiere, zarandeándolos en busca de respuestas inmediatas. La inseguridad también es un grado que nos convierte en vulnerables, y en ese aspecto algunas idioteces pueden ser magnificadas hasta el hastío.




El camino hacía la aceptación personal se levanta sobre unos cimientos de honestidad. Ser honestos con nosotros mismos es primordial y requisito Sine qua non, para poder encontrar un camino viable entre ser naturales y no espantar a nadie. A menudo la fina linea que cruza entre la sinceridad y la mala educación, es cruzada sin miramientos. Y no es raro que podamos también, ser mal educados con nosotros mismos.




Auto castigarse es un arte milenario con ejemplos tan reales como obligarnos a no salir todas las noches, o sonreír a esa persona que no podemos ver ni en pintura. 

8.4.12

16. Miedo.

Es común tener miedo. Mucho más común es tener miedo, y que los demás no comprendan el motivo. El sentido que uno mismo da a sus miedos, así como la magnificencia, depende de factores concretos. La inseguridad en uno mismo podría ser el cabeza de cartel. Los secundarios pueden ser la desconfianza en nuestro entorno, así como sus malas intenciones. Todavía hoy podemos decir que por mucho tiempo que pase, y se compartan cosas importantes; no terminamos de conocer a quienes nos rodean. 


A medida que transcurren y evolucionan las relaciones, es lógico que crezcan junto a los vínculos afectivos, las obligaciones y las responsabilidades con para los demás. En ese aumento personal nacen a menudo los miedos. Se acrecientan con un miedo continuo a lo que vendrá, o pueda suceder. 


Ese es un miedo abstracto. Fruto de carencias interiores. En ocasiones por motivos personales y malas experiencias pasadas. En ocasiones así la fe suele ser la solución más solicitada, demostrando que en realidad el ser humano necesita creer en cualquier otra cosa antes que en si mismo. 


Llegado el momento de plantearse que es exactamente el miedo, nos encontramos con que no es corpóreo. Solo forma parte de nuestra mente. Puede escapar de la boca, habitar en nuestras retinas. Puede incluso materializarse en forma de lágrimas u orina. 


 ''A veces ese miedo se materializa hasta el punto de convertirse en el tejado que nos da cobijo. A nosotros y a nuestras inseguridades. Bajo su cobijo dormimos abrazados a las frustraciones personales, las mismas que no llevan a ningún sitio, y que nos terminan definiendo como individuo''


En un ejercicio de existencialismo, podemos desnudarnos frente a nuestros miedos. Intentar averiguar que nos mantiene conectados a ellos. Desactivar ese bluetooth personal que nos invita a conectar una y otra vez con miedos que nos alejan de la vida que merecemos. ¿A que se puede tener miedo hoy en día? No es algo tan fácil como la oscuridad. El miedo a quedarnos solos, a perderlo todo. Se mezcla con un sudor frío que baja por la frente, las pupilas se dilatan, hay pánico. A que nuestra pareja quiera hablar con nosotros, a que nuestros amigos no aprueben un estilo de vida que rompa con el suyo. Todas esas voces que nos atormentan interiormente, que nos dicen lo que tenemos que hacer, sin tener un peldaño en nuestra escala de valores personales. 


Vivimos hipnotizados por la aprobación ajena. Incluso cuando no queremos, o creemos no estarlo. Incluso entonces somos vulnerables, viviendo sometidos a las miradas acusatorias de los demás. Romper con todo eso no es fácil, es a menudo un via cruzis personal, con el que no nos toca otra que cargar un pesada cruz, llena de prejuicios personales. 


''Es doloroso reconocer que nos podemos llegar a odiar. ¿Quien no se ha dado asco a si mismo? ¿Quien no ha querido suicidarse en todos los niveles? Cada uno es dueño de su cuerpo, asumiendo que el cuerpo se irá pudriendo y que lo que realmente debe nutrirse es el alma. Las modas pasan. Las relaciones van y vienen. Pero la estabilidad de uno mismo, ese Joint Venture entre cuerpo y alma, es lo que realmente debe oxigenarse''

Maltratarnos un poco más, castigarnos a nivel mental. Asumiendo que somos simples mortales, engreídos por creer que poseemos la verdad absoluta. Solo cuando seamos capaces de salir a la calle sabiendo que rumbo tomamos, siendo conscientes de mirar a izquierda y derecha, sin confiar en nadie, ni en nosotros mismos. Solo entonces asumiremos que la felicidad se tiene que ganar. Y que si, que se puede llegar a ser feliz, pero que no nos la va a proporcionar nada que pueda caducarse, romperse o perderse. Nada que pueda ser robado, olvidado o podrido. La felicidad la trae el estar bien con nosotros mismos, y perdonar a todos aquellos que nos hicieron daño, así como haber luchado por ser perdonados por aquellos a quien defraudamos con una actitud egoísta y manipuladora. Y es que el miedo a que nos suceda algo malo, o lo bueno que tenemos se termine no deja de ser parecido al monstruo de debajo de la cama. No hay constancia real ni científica de su existencia. 




La probabilidad de que exista es ambigua. Indicando que puede o no estar bajo nuestros sueños más pesados. Nadie ha conocido a ese monstruo. Es una realidad; inventamos pretextos de manera continua. Decimos No cuando soñamos si, para terminar encerrados en casa pegando puñetazos de furia porque las cosas no salen como nosotros queremos. Tampoco hablamos para decir lo que pensamos, pretendiendo que sean otros los que averigüen lo que pasa por nuestra retorcida mente. 


 ''La alegría tiene retazos de dolor e inseguridad no la hace menos alegre. Vivir y evolucionar trae consigo un reto como es afrontar cambios. De nada serviría seguir teniendo las mismas inquietudes de los 20 pasados los 25. Por mucho que creamos que es un tiempo irrisorio. La vida tiene esa particularidad. Podemos vivir casi una década sin nada asombroso que contar en twitter, y en tan solo 20 minutos todo puede cambiar hasta transportarnos a una vida de la que ni tenemos instrucciones. Mientras hay quien ahoga sus penas en Bourbon, otros lavan su drama de rodillas en la bañera. Y es que algunos problemas con el suavizante pertinente son menos duros''


 Es fácil asomarse a la ventana en una noche de tormenta y preguntarle a Dios porque somos tan desgraciados, pero si cuando el sol sale de nuevo seguimos en esa ventana a la espera de respuestas, van a ser los problemas los que se rían de nosotros. Llegada la desesperación uno no tiene otra que sentarse. Coger papel y lápiz y enumerar una a una las preocupaciones. Dando prioridad a aquellas que lo requieran por posibles consecuencias, de salud o legalidad. Si la medicina o la justicia no tienen nada que ver con nuestras lamentaciones, tal vez estemos dando prioridad a cosas absurdas, hayamos magnificado estupideces, o sea nuestro orgullo el verdadero problema. En realidad vivir continuamente preocupados nos aleja de la filosofía del Aquí y Ahora.


 Las soluciones pueden llegar a ser tan rebuscadas e imprevisibles, que toda la energía y esfuerzo que empleamos en encontrarlas solo terminan alejándolas de nuestro campo de visión inmediato. En la mayoría de ocasiones nuestros lamentos y preocupaciones importan bien poco al resto del mundo. Así que en lugar de esperar en el andén a un tren para que nos lleve a nuevas y mejores oportunidades, deberíamos meter todas las neurosis en una caja, ponerle 5 sellos y mandarlos por correo Aéreo tan lejos como lejos las queramos tener.

10.3.12

15. Relaciones y sucedáneos.

Todos deberíamos aprender algo de las relaciones. Sean del tipo que sean todas terminan marcando. Sabemos que siguen siendo efímeras. Sabemos también que tienen un cometido, pero no renunciamos al placer y a veces tortura que comporta relacionarse con un entorno. 


Si bien es cierto que nada dura para siempre. Y las relaciones no serán una excepción. Hasta aquellas que se crean para ser eternas terminarán zanjadas por la muerte.


En su proceso y desarrollo las relaciones toman muchos caminos. Se anuncian, se camuflan, dan titulares, alegrías y bochornos. Son manipuladas, construidas, dignificadas y por desgracia destruidas. 


Las relaciones deberían ser tratadas con guante de seda. En su transcurso llega a ser duro ver como pueden llegar a cambiar las cosas. Situaciones que eran confortables hasta la fecha, pueden convertirse en desconocidas y aterradoras con tan solo desvelar un secreto. Argumentos que creímos inimaginables se pueden hacer largos y tediosos al descubrir que dos personas que están juntas, no tienen la misma meta. Por el contrario el mundo de las relaciones es tan volátil, que rutinas que dimos por eternas, pueden desaparecer de repente marchándose lejos de nuestras vidas. 


Por más cautela que tengamos otros factores pueden descifrar como serán nuestras relaciones. Influyendo también el carácter, suerte y personalidad de quienes interactúen con nosotros. No tomarse demasiado en serio las relaciones, es una manera desahogada de tratarlas. Haciéndolo con soltura. Habiendo asumido que van y vienen. Que no tienen dueño, y que lo efímero también tiene su encanto. 


Las relaciones más intimas, las que son entre dos personas que se quieren y disfrutan estando juntas, viven de un magnetismo mutuo. Nadie las separaría, solo la mentira, el abuso y la intolerancia podrían hacer mella. Siendo estos defectos perdonables a gusto del consumidor.


Al estar enamorados el nivel de exigencia mutua puede flaquear. El amor es ciego, y lo ha demostrado con creces. Pues al estar enamorado hay una sensación que se mantiene bloqueada. El sentido común. Siendo la sensatez el aval que entregamos cuando decidimos estar al lado de alguien de quien vivimos francamente obsesionados. Estar enamorado debería ser una sensación de libertad. Aunque parezca  que la palabra no vaya ligada a la estabilidad. 


La libertad es muy amplia. Literalmente y como la mente de ambas personas se abra y permita. La seguridad que se tiene al estar enamorado es tan relativa y contradictoria como lo es dar por supuesta una felicidad palpable, aunque la inseguridad nos esté corroyendo por dentro al mismo momento.

''El humano es un ser terrenal. Alejado de costumbres nómadas. Sensato con sus pertenencias y desconfiado por naturaleza. Con los años la educación, la religión y el costumbrismo lo ha ido venciendo, convirtiéndolo en un ser previsible, aburrido e insubstancial''


Se ha olvidado que en la vida estamos jugando constantemente. Y por más que la suerte nos sonría y que nos creamos muy listos, en la vida no se puede hacer trampa sin terminar en la casilla de castigo. Porque al igual que en un tablero nuestro dado nos puede traer fortuna, avanzando casillas que nos vanaglorien como ganadores. Pero tarde o temprano nuestro dado nos dará luz verde para perder todo lo que dábamos por seguro. 




Tal vez sería todo más sensato si no precisáramos de compañía. Si Monogamia solo fuera el nombre de un perfume Europeo. Porque a fin de cuentas la Monogamia no tiene olor sabor, no es físicamente material. No se puede guardar, comprar ni meter en un cajón.




Solo sirve para que tengamos un rol. La monogamia entrega sus fichas. Todos interpretamos un papel en esta vida. De alguna manera u otra nos alimentamos de convencimiento para obviar que la suerte no siempre nos sonríe. Incluso viene siendo costumbre mirar a otro lado cuando la desgracia azote al vecino.


''Para los más puristas el Amor es doctrina y tutela. Amansa a gente confusa, y da protección a quien no tiene donde caerse muerto. Parece ser que cualquiera pueda enamorarse. Para los cínicos, el amor se contempla en jugárselo todo a una sola carta y olvidar que siempre es preciso contar con un buen plan de ahorro emocional en la guantera''

Todavía hay quien pueda preguntarse;      
 
           ¿Que es enamorarse?


Solo podría decir que es una de las razones por las que se mueven a diario millones de personas. El enamoramiento produce sensualidad y dependencia. Eso resumiría levemente el concepto. 

''Y es que el amor es una droga. El amor es la marihuana de los setenta, la cocaína de los ochenta y la heroína de unos castigados noventa. Una droga que al fin y al cabo no he probado, pero por lo que puedo saber enamorarse debe ser una experiencia sensacional. A caballo entre la paternidad y la perdida de los primeros 10 kilos antes de verano''


Como en todo el Amor tiene adeptos y acérrimos. El cinismo es tal vez una de las peores lacras para él. Hay quien reniega declarándose ateo en las cosas del querer. 


El Amor está siempre abierto. No hace horario de oficina, y  atiende sin contestador automático. Es fácil entrar en sus arcas. No exige formación previa. No pretende cobrar mensualidades, y mucho menos saca boletines trimestrales. Para algunas personas curtidas en el asunto, dueñas de miles de relaciones fallidas a sus espaldas, se ha terminado convirtiendo en asignatura pendiente.


La experiencia con todo lo que acarrea es el botón de encendido para hablar en voz alta si se quiere contar que significa enamorarse en esta vida. Y es que cuando uno ama toda su vida termina haciendo brillar el empirismo. La experiencia y sus consecuencias son las responsables de encender el botón para buscar fortuna en el juego del amor cuando las ganas de enamorar afloran. Tanto para no dar crédito ante aquellos que renuncien al amor, como para llorar sobre el hombro de alguien cuando nos han roto el corazón Por desgracia la trascendencia no abunda en cuestiones amorosas. Multitud de relaciones caen abocadas a un fracaso, derrumbándose como columnas de un templo Babilónico. Su consistencia cae por la falta de una base; La comunicación.


Hablar frente a malos entendidos no solamente ayuda a conocer a nuestra pareja, si no que es curarse en salud frente a rabietas futuras. 


''En una relación, la mayoría de estupideces serán cometidas por egoísmo. El miedo a evitar la humillación de sentarnos frente a nuestra pareja, y que esta nos pueda señalar aquello que le molesta de nosotros''


La mayoría de personas prefieren soñar despiertas. A pesar de estar ahogadas en relaciones pésimas no luchan para salir de ellas. Viven contemplando el maltrato psicológico físico y mental como parte de sus rutinas. La mediocridad termina condensando el aburrimiento, que en el mejor de los casos terminan en divorcio.


La tragedia se masca en el aire. Heterosexuales y homosexuales saben que el compromiso conlleva mucho más que sonreír para un fotógrafo después de dar el -¡Si quiero! Hay rupturas anunciadas, uniones imprevistas, hijos no planeados, abortos en petit comité. Dentro de las emociones todo se vale. Porque aquí nadie te ha preguntado si querías jugar. Uno se ha visto atrapado por una caja llamativa, cuyo interior resguarda un juego milenario llamado Amor. Sus reglas cambian para cada jugador. Hay cárcel y perdida de turno para todos. Y no hay tregua para nadie.


Romper con todo es complicado. Pero termina siendo una garantía para nuestra salud mental. El cambio siempre es favorable. Hacerlo de manera paulatina, veraneando donde no conozcamos a nadie, pidiendo el menú vegetal en lugar del grasiento que nos caracteriza, dejando la música que nos excita y altera por melodías suaves.


Me gusta pensar que las relaciones más fuertes, únicas y especiales nacen de personas muy distintas entre ellas. Unos lazos tan estrechos de los que ni el mismísimo Houdini podría escapar.

28.2.12

14. Próxima estación; Ruptura.


Abrir nuestro archivo emocional cuando estamos frente a una situación complicada es algo útil y necesario. Más cuando no se está seguro de dar un paso firme, y se teme darlo en falso complicando las cosas. Es común que notemos incertidumbre cuando caminamos por las redes del amor. Si nos vemos metidos en una relación de aquellas que llenan currículo, pero no nuestro corazón. 


Podemos soñar que vamos muy lejos. Pero por más que nos alejemos siempre llegara un momento en el que nos paremos a meditar. Preguntarse a donde va todo aquello que nos afecta, su posible evolución. En cuestiones de amor siempre será licito preguntarse; ¿Hay vida suficiente para encontrar a alguien que nos haga sentir únicos?  Las señales siempre se han mostrado confusas para responder preguntas tan trascendentales. Más si no hay garantía escrita y firmada de que hayamos encontrado el verdadero amor, al compañero definitivo. En el supuesto caso que este exista como tal. 


Ha sido siempre habitual frente al planteamiento de las relaciones unilaterales. Cuando dos personas no se quieren con la misma intensidad, cuando es secreto a voces de que en toda pareja hay uno que quiere más que el otro, se hace latente. Cuando una pareja no es dual también ha de ser considerado Amor No Correspondido.


Si vemos que estamos invirtiendo en algo u alguien que no se entrega tanto como lo hacemos nosotros, terminara naciendo el pensamiento negativo. Y este siempre termina atrayendo y potenciando todavía más dolor. 


La comunicación es una herramienta clave para estos casos. Hablar es compartir. Hacerlo  sin miedo constatar que los posibles malos entendidos no sean fruto de nuestro carácter paranoico. Las charlas de tú a tú con nuestra pareja tienden a despertar y mejorar la confianza mutua. Sobretodo si se hace con ellas un poco de balance diario, sin esperar una gran tragedia para sentarse a hablar seriamente por primera vez. 


Posiblemente la confianza total mine esa ilusión de ser sinceros al 100% con nuestra pareja. Eso es algo que solo va a funcionar entre parejas previamente libertinas. Cuando ya es es pactado que nada va a romper ese amor común, y las infidelidades tienen luz verde. 


Normalmente ser sinceros completamente haga enfurecer a nuestra pareja. Y es que cuando uno de los dos habla demasiado se puede llegar a destruir la parcela negativa que son los celos y que inexplicablemente mantienen vivas un gran porcentaje de relaciones. 


Si finalmente dos personas deciden que no pueden o no quieren perder más tiempo juntas es el momento de hablar de ruptura. Las hay amistosas, cobardes, innecesarias y forzadas. Cada ruptura es un mundo, y como tal exige su propia cuarentena emocional. Cortar es cortar. Eliminar bloquear y superar todo abismo de pasado va a ser un premio a nuestra salud mental. Alejarse de la otra persona es fundamental para que no salgan excusas, arrepentimientos y burdos intentos de volver.


''Una ex pareja no es amiga. Ni lo va a ser por mucho tiempo que pase ¿A caso guardamos enmarcadas las sobras de la cena de ayer? Por muy deliciosa que está fuera, ahora (ya) es basura. Y la basura debe sacarse a la calle para que un camión la haga desaparecer'' 


También común antes de una ruptura es sentir miedo. El miedo a las consecuencias y los cambios que comporten tras su llegada. Para muchas personas la incomodidad de despedir a alguien les haga sentir confusos. Por ello ralentizan las cosas, con la vaga esperanza que todo pueda mejorar. Eso no significa que no quieran salir de una cárcel sentimental, pero se les suele hacer (tan) cuesta arriba que resulta más cómodo quedarse igual de mal. 


Sufrir no aporta nada. Si después de hacer balance las cosas malas superan las buenas, debería ser decisivo. Tanto como cuando la estima se ha marchitado, y ya no queremos ni reconocemos a quien tenemos al lado. Torturarse no sirve mucho. Vivir preguntándonos si hacemos bien o mal es ya una manera de reconocer que todo lo construido se está derrumbando. 


Después de una ruptura nadie asume que sea algo rápido, pero es entonces cuando debería uno darse cuenta que ha llegado el momento de sentirse realizado. Saber que se ha conseguido en la etapa monógama, analizando sin llegar al auto cuestionamiento. En el inicio de la nueva etapa es la experiencia acumulada la que utilizaremos como estimulo. 


Es posible sentirse realizado tras una ruptura, por más que sean fuertes las ganas de llorar o pasarse el día en la penumbra de nuestra cama solitaria. 


Todavía hoy la soledad es considerada una lacra, un estigma. No debería verse como una maldición vivir crecer y evolucionar sin tener pareja al lado. Eso tal vez nos ayuda a ser mejores parejas en un futuro. Asumir que no somos perfectos es sano y necesario. Es entonces cuando logramos comprender los errores y encontrar motivos para mejorar. 


Después de una ruptura ¿Existen las segundas oportunidades para uno mismo? 


Todavía hoy resulta complicado conllevar todas las facetas que completan nuestra personalidad. Pero cuando rozamos la plenitud comprendiendo que no todo está en nuestras manos, es entonces cuando se logra el placer de saber que hemos ganado el reconocimiento de nuestro entorno. Nuestro propio reconocimiento. 


''Lo mejor de las rupturas suele ser el reencuentro con nuestro anterior vida. También las personas interesantes que se conocen al estar sin ningún tipo de atadura. Debería existir un código estipulado para denominar lo importante son las personas que llegan a nuestras vidas cuando estamos en horas bajas. Incluso para aquellas personas que viven soportando la espera de algo que ni siquiera saben si va a llegar finalmente''


Queda claro que martirizarse tras una ruptura solo reduce las posibilidades de ver conocer y desarrollar nuevos horizontes. Son muchas las cosas que perdemos al decir Nunca. Aunque sea sensato y justo saber decirlo a tiempo. Y es que NUNCA se ha convertido en profilaxis emocional y personal cuando empezamos a despegar como solteros. Englobar el miedo y escudarse tras el ''Nunca más'' acumula ignorancia, es una idea cobarde y trasnochada. 




Desde que la vida es vida, desde el momento en el que el tiempo dio el pistoletazo de salida; Que las rupturas han sido amigas del dolor. Un dolor abstracto que supone reconocer que si las cosas se hicieron bien, y ese adiós no es un simulacro de ruptura mañana vamos a estar solos.Por todos es sabido que cuando dos personas se distancian es por un motivo u otro. Más allá de ese afán absurdo de querer encontrar culpables, vencidos y vencedores. Las rupturas no son agradables, siempre y cuando este no se transforme en fruto de una fuerza mayor como maltrato, engaño y manipulación.


''A fin de cuentas el amor es como esa crema antiedad que debería aplicarse todas las noches, por más que nuestra piel luzca perfecta y que suele estar sin desprecintar ignorando que cuando vayamos a necesitarla esté ya caducada'' 


Una ruptura es cambio de rumbo con salida a izquierda y derecha. Norte y sur. Vértice y bocacalle. Es tener hoy y añorar mañana. Una ruptura es la destinación a donde se llega tras un viaje sin billete. Tan bohemio como dejarse llevar es la seguridad de saber a donde se está caminando. Aburrido es planearlo todo, y peligroso no informarte si la pareja que camina de tu mano tiene en mente el mismo destino que nosotros. 


Convertida en una mala señal, significativa para valorar que algo no va bien, la auto indulgencia es hoy peor remedio que enfermedad. Mentirse ha devenido una técnica sutil para encontrar a corto plazo un motivo que nos aleje de la seguridad de estar con la mierda por los tobillos.Todavía hoy frente a una infidelidad contrastada nos permitimos mirar hacía otro lado. Sabiendo que si plantamos cara todo lo maravilloso conseguido hasta el momento puede parecer un espejismo.


Me pregunto hasta que punto somos capaces de aguantar dolor. La mayoría de las veces es el orgullo personal el que nos impide asumir que hemos fracasado, que nos han tomado el pelo, que estamos en la cima de una montaña de la que no sabremos bajar. La idea de la carretera y manta es poco tenida en cuenta cuando las situaciones de desamparo nos esperan a la vuelta de la esquina. 

21.2.12

13. En el mejor de los casos ¿Amor?

Llega un momento en la vida en la que uno termina con papel y bolígrafo. Es sano analizar todo aquello que nos volvío cínicos. Incluso puede ser divertido, sobretodo cuando se es fóbico al compromiso y en lugar de un anillo va dejando como recuerdo el contagio de ladillas.


Aunque poco atractiva, la idea de llegar a la vejez sin haber conocido al amor de nuestra vida, resulta también viable. Creo firmemente en ello. Curiosamente no asocio dicho resultado a una persona cínica y taciturna. Lo veo más propio de gente adulta que se ahorra sufrir por amor y dedican su tiempo a viajar, comprar, contemplar arte y darle prioridad al ocio. También eso es junto al matrimonio, los hijos y una hipoteca sin exagerados intereses, contemplantivo. Lo llamaría otro tipo de grandes amores. Teorías apocalípticas han resumido que mientras vivimos son dos las únicas oportunidades para conocer y encontrar al verdadero amor. Así de simple. Uno, y dos. Dos únicos grandes amores. El que juega y el que espera en el banquillo. Suponemos que los demás son lineas perdidas en un bingo al que no nos apetece jugar.


La soledad es tal vez la peste bubónica contemporánea. La soledad es tuberculosis en tiempos del romanticismo. Y entre amores malditos y romances de ultratumba, la soledad parece estar pintada como otra lacra social


Estar solo no debería suponer sinónimo de fracaso. Porque estar solo es algo que a fin de cuentas no se elige, aunque si se pueda llegar a mantener. Por todos es sabido que estar solo es una opción personal más. Por muy cruel que suponga entonces saber que mientras se esté solo,  otros disfrutaran del amor, y este va a seguir envolviendo todo lo que nos rodee.  


Hay ocasiones en las que sentimos la necesidad de estar acompañados. Un sentimiento fugaz que nos señala la soledad como algo que debería ser escondido. Propio de barriadas marginales, sidosos y proxenetas. Estoy seguro que incluso la persona más acérrima al compromiso ha sentido esa llamada. La monogamia está demasiado mitificada. Es para muchos una meta. Sospecho que el error reside en creer que al llegar a la meta ya podremos descansar.


Lo que muchos ignoran es que la vida no tiene descansos ni áreas de servicio. No es contemplativo relajarse. Y es que la vida va de conducir sin rumbo, teniendo que confiar en extraños autoestopistas, y sin caer rendidos por el sueño. Porque al mando del amor, al igual que en la carretera, un volantazo nos puede dejar fuera de servicio. Y en el mejor de los accidentes una grúa nos ayudaría, pero en la vida esa grúa ha de ser la confianza en uno mismo frente a las adversidades. Capaz de remolcar cualquier corazón siniestro y marcharse sin mirar atrás. 


Ser superficial podría ser mantenido como una alternativa para no caer en amores absurdos. Sobretodo si lo basamos en el materialismo y las compras por impulso. Y es que en realidad;


''No es abismal esa diferencia entre los bolsos de lujo y el amor de nuestra vida; Ambos llegan presentados con sus instrucciones de cuidado y uso. Envueltos en papel satinado dentro de una caja con letras brillantes. Hay amores con listas de espera de hasta toda una vida, los hay hechos a medida o por encargo expreso. Cuando caen en nuestras manos es mejor que los aseguremos, aún y así vivimos con ese miedo a que nos los quiten. Después está ese amor que por más que lo admiremos no deja de estar tras un cristal blindado, haciéndonos saber que nunca vamos a tener suficiente dinero en esta vida para conseguirlo y poder pasearnos con él del brazo a la vista de propios y extraños''


Para mi todo es mucho más fácil. La gratitud nos empuja a ser el centro de muchas cosas buenas. Soy la misma persona cínica diciendo esto, pero confío en que dar gracias al universo va a traerme cosas buenas, ya sean firmadas por Louis Vuitton, o un tal Cupido. Y es que La gratitud debería ser constante cuando de relaciones sentimentales se trate. Dejar a un lado la mayor posibilidad de ser queridos cuando somos amables y humildes con nuestro entorno. La gratitud se ha ido convirtiendo en asignatura pendiente para gente que grita y humilla. No hay amor para aquellos que no lo merezcan, porque a fin de cuentas el amor es efímero. Lo único que reside para siempre es el mensaje tallado en el banco del parque rezando Amor incondicional bajo nuestras iniciales. Con el paso de los años las posibilidades de morir junto a quien queremos se irán disolviendo. Las manías personales, el egoísmo y los celos han sido y serán responsables de rupturas que ya se anunciaron en letras de neón.



Al haber sinceridad el agradecimiento es inmediato. Como lo son tambien la lucha y el sacrificio frente a una relación en la que hemos invertido todos nuestros ahorros emocionales (y porque no, monetarios) y vemos incredulos y sufridos como todo va a la deriva cual tragedia titánica. Muchas ocasiones la literatura y el cine nos  vienen mostrando una percepción errónea del amor y los sentimientos. En la vida todo suele ser más gris, tampoco hay créditos finales que ver entre lágrimas de emoción.


Es duro asumirlo. Pero no hay caza talentos que nos ilustren con un amor desconocido y lleno de talento. No existen caza recompensas que viajen alrededor el mundo en búsqueda del amor escondido por los Nazis. Con un poco de suerte, nuestro amor va a estar en un retrete sucio y lleno de mierda. Donde nos tocará a nosotros mismos levantarnos los puños de la camisa, para meter la mano hasta el fondo. Puede que nos entren nauseas, pero iremos consiguiendo algo que con suerte no esté demasiado disuelto por el ácido de nuestros vómitos pasados. Me pregunto si el mismo Amor tiene existencias limitadas. Si hay un almacén o varias naves industriales llenas de amor. Me pregunto si el amor de alguien rico vale más que el de alguien insolvente. Quisiera saber cuantas instancias se deben rellenar antes de que nos entreguen al amor de nuestra vida. Saber si la burocracia es igual de aburrida para obtener un corazón. Si el amor es tan injusto como la justicia, o si son necesarios códigos de barras para entrar el el sorteo de un amor que  me llegue a casa por paquete postal antes de 15 días laborables.


''El Amor que ayer fue cuestión de azar y destino ha terminado convertido en escasez. Hoy en día el amor es ya un producto de lujo en manos de continente Africano''  


Imagino que pudiéramos caminar y ver a esa persona que va a cambiar nuestra vida anunciada en una marquesina de autobús, ojear y en las páginas centrales del Harper's BAZAAR de Marzo ver su número personal.  Aunque por esta absurda e hipotética regla de tres puede que el amor de nuestra vida esté donde menos lo esperamos, esté sentado ¿A nuestro lado?