Aunque poco atractiva, la idea de llegar a la vejez sin haber conocido al amor de nuestra vida, resulta también viable. Creo firmemente en ello. Curiosamente no asocio dicho resultado a una persona cínica y taciturna. Lo veo más propio de gente adulta que se ahorra sufrir por amor y dedican su tiempo a viajar, comprar, contemplar arte y darle prioridad al ocio. También eso es junto al matrimonio, los hijos y una hipoteca sin exagerados intereses, contemplantivo. Lo llamaría otro tipo de grandes amores. Teorías apocalípticas han resumido que mientras vivimos son dos las únicas oportunidades para conocer y encontrar al verdadero amor. Así de simple. Uno, y dos. Dos únicos grandes amores. El que juega y el que espera en el banquillo. Suponemos que los demás son lineas perdidas en un bingo al que no nos apetece jugar.
La soledad es tal vez la peste bubónica contemporánea. La soledad es tuberculosis en tiempos del romanticismo. Y entre amores malditos y romances de ultratumba, la soledad parece estar pintada como otra lacra social
Estar solo no debería suponer sinónimo de fracaso. Porque estar solo es algo que a fin de cuentas no se elige, aunque si se pueda llegar a mantener. Por todos es sabido que estar solo es una opción personal más. Por muy cruel que suponga entonces saber que mientras se esté solo, otros disfrutaran del amor, y este va a seguir envolviendo todo lo que nos rodee.
Hay ocasiones en las que sentimos la necesidad de estar acompañados. Un sentimiento fugaz que nos señala la soledad como algo que debería ser escondido. Propio de barriadas marginales, sidosos y proxenetas. Estoy seguro que incluso la persona más acérrima al compromiso ha sentido esa llamada. La monogamia está demasiado mitificada. Es para muchos una meta. Sospecho que el error reside en creer que al llegar a la meta ya podremos descansar.
Lo que muchos ignoran es que la vida no tiene descansos ni áreas de servicio. No es contemplativo relajarse. Y es que la vida va de conducir sin rumbo, teniendo que confiar en extraños autoestopistas, y sin caer rendidos por el sueño. Porque al mando del amor, al igual que en la carretera, un volantazo nos puede dejar fuera de servicio. Y en el mejor de los accidentes una grúa nos ayudaría, pero en la vida esa grúa ha de ser la confianza en uno mismo frente a las adversidades. Capaz de remolcar cualquier corazón siniestro y marcharse sin mirar atrás.
Ser superficial podría ser mantenido como una alternativa para no caer en amores absurdos. Sobretodo si lo basamos en el materialismo y las compras por impulso. Y es que en realidad;
''No es abismal esa diferencia entre los bolsos de lujo y el amor de nuestra vida; Ambos llegan presentados con sus instrucciones de cuidado y uso. Envueltos en papel satinado dentro de una caja con letras brillantes. Hay amores con listas de espera de hasta toda una vida, los hay hechos a medida o por encargo expreso. Cuando caen en nuestras manos es mejor que los aseguremos, aún y así vivimos con ese miedo a que nos los quiten. Después está ese amor que por más que lo admiremos no deja de estar tras un cristal blindado, haciéndonos saber que nunca vamos a tener suficiente dinero en esta vida para conseguirlo y poder pasearnos con él del brazo a la vista de propios y extraños''
Para mi todo es mucho más fácil. La gratitud nos empuja a ser el centro de muchas cosas buenas. Soy la misma persona cínica diciendo esto, pero confío en que dar gracias al universo va a traerme cosas buenas, ya sean firmadas por Louis Vuitton, o un tal Cupido. Y es que La gratitud debería ser constante cuando de relaciones sentimentales se trate. Dejar a un lado la mayor posibilidad de ser queridos cuando somos amables y humildes con nuestro entorno. La gratitud se ha ido convirtiendo en asignatura pendiente para gente que grita y humilla. No hay amor para aquellos que no lo merezcan, porque a fin de cuentas el amor es efímero. Lo único que reside para siempre es el mensaje tallado en el banco del parque rezando Amor incondicional bajo nuestras iniciales. Con el paso de los años las posibilidades de morir junto a quien queremos se irán disolviendo. Las manías personales, el egoísmo y los celos han sido y serán responsables de rupturas que ya se anunciaron en letras de neón.
Al haber sinceridad el agradecimiento es inmediato. Como lo son tambien la lucha y el sacrificio frente a una relación en la que hemos invertido todos nuestros ahorros emocionales (y porque no, monetarios) y vemos incredulos y sufridos como todo va a la deriva cual tragedia titánica. Muchas ocasiones la literatura y el cine nos vienen mostrando una percepción errónea del amor y los sentimientos. En la vida todo suele ser más gris, tampoco hay créditos finales que ver entre lágrimas de emoción.
Es duro asumirlo. Pero no hay caza talentos que nos ilustren con un amor desconocido y lleno de talento. No existen caza recompensas que viajen alrededor el mundo en búsqueda del amor escondido por los Nazis. Con un poco de suerte, nuestro amor va a estar en un retrete sucio y lleno de mierda. Donde nos tocará a nosotros mismos levantarnos los puños de la camisa, para meter la mano hasta el fondo. Puede que nos entren nauseas, pero iremos consiguiendo algo que con suerte no esté demasiado disuelto por el ácido de nuestros vómitos pasados. Me pregunto si el mismo Amor tiene existencias limitadas. Si hay un almacén o varias naves industriales llenas de amor. Me pregunto si el amor de alguien rico vale más que el de alguien insolvente. Quisiera saber cuantas instancias se deben rellenar antes de que nos entreguen al amor de nuestra vida. Saber si la burocracia es igual de aburrida para obtener un corazón. Si el amor es tan injusto como la justicia, o si son necesarios códigos de barras para entrar el el sorteo de un amor que me llegue a casa por paquete postal antes de 15 días laborables.
''El Amor que ayer fue cuestión de azar y destino ha terminado convertido en escasez. Hoy en día el amor es ya un producto de lujo en manos de continente Africano''
Imagino que pudiéramos caminar y ver a esa persona que va a cambiar nuestra vida anunciada en una marquesina de autobús, ojear y en las páginas centrales del Harper's BAZAAR de Marzo ver su número personal. Aunque por esta absurda e hipotética regla de tres puede que el amor de nuestra vida esté donde menos lo esperamos, esté sentado ¿A nuestro lado?